Van pasando las últimas horas del 2013, dando paso al nuevo año, que ahora mismo es un libro en blanco que en breve comenzará a escribirse, desde el mismo instante que las campanadas comiencen a sonar. En estas horas miramos hacia atrás, revivimos capítulos buenos y malos de cada hoja escrita, y estas horas que nos parecían tan lejanas, ya están aquí. ¿Qué ha pasado en todo un año? ¿Cómo nos sentimos? Cada persona tiene sus vivencias, pero en común, lamentamos las pérdidas, rememoramos malos momentos, nos arrepentimos quizás de algunas cosas, nos sentimos orgullosos de otras, podemos sentirnos ricos sólo con sentimientos o pobres rodeados de riquezas. De repente, cae una lágrima, no de tristeza, si no de nostalgia, por algún gesto emotivo, un regalo, una mirada, una ilusión que te hizo sonreír en una esquina y brilló en tus ojos… cae otra lágrima, esta vez de tristeza, por la pérdida, los malos ratos, las decepciones, malas palabras, que hirieron tu alma y te hicieron sentir un alma perdida y errante, incapaz de llegar a la meta y conseguir el propósito…
Las ilusiones vienen y van, algunas se hacen realidad y otras se esfuman en el aire, y con ellas, las personas y cada cosa que vivimos con ellas, por ello, aunque no siempre las cosas sean como esperamos y queramos, y necesitemos que alguien o algo nos impulse a coger la pluma y escribir en el libro de la vida, le deseo a todas aquellas personas que conozco de siempre, a las que son relativamente nuevas, los que han pasado de ser compañeros a amigos, y los que siempre están en cada momento, bueno y malo, dando abrazos por cualquier cosa, ofreciendo una mano para ayudar y una sonrisa que mostrar, a todos: ¡Feliz 2014!