A veces me pregunto cómo es posible sentir el silencio entre cientos de voces hablando, gritando y riendo, en qué estado de concentración se puede llegar a encontrar la mente para suprimir un sentido básico, y hacer disminuir el ruido como si manipuláramos un control de volumen a nuestra voluntad.
No me considero una mente privilegiada, pero debo reconocer, y quizás sea uno de los defectos que posea, que en determinadas ocasiones, y a veces, quizás no en las más adecuadas, pienso demasiado en todos los aspectos, en tiempo y cantidad; Si de un dibujo animado se tratase, seguro que me saldría humo por las orejas de la hiperactividad neuronal que en esos momentos se debe estar produciendo en mi cerebro, pero soy así, pienso demasiado, y últimamente, mientras más gente haya a mi alrededor, antes busca mi mente cerrarse en sí misma si no encuentra forma de evadirse por otros medios más comunes, por decirlo de alguna manera (charlando de cualquier tema suficientemente entretenido, intentando ver una televisión si está encendida, buscando alivio en algún libro)
Cuando era pequeña y veía algunas películas, siempre que salía algún pensador o artista, me llamaba la atención que todos decían lo bien que les sentaba y les ayudaba a superarse el estar solos y buscar lugares y formas de meditación para inspirarse; Ahora estoy empezando a entender esa necesidad de encontrar un hueco para sí, el dedicar ratos a pensar en temas que influyen profundamente en la vida de cada persona... No sé, quizás, dentro de lo madura que pueda considerar a mi mente, ahora por varias circunstancias ha vuelto a tomar otro matiz de madurez, aunque todavía no sé, si como las manzanas, a llegado a su punto exacto de recogida, o debe seguir en el árbol tomando consistencia.
Lo cierto es que mi mente se ha vuelto un pelín más caprichosa a la hora de analizar cada cosa que le pasa, pensamientos, ideas, recuerdos... parece el procesador nuevo de un ordenador antiguo, de forma que los datos se están reagrupando, y es cierto lo que dicen que cuando le das tiempo a tus pensamientos, estos parecen cambiar, aunque también es cierto, que cuando te acostumbras a tanto silencio, la noción del tiempo también parece cambiar, y la percepción de ambos, de forma que llegas a escuchar el silencio entre el ruido, y pero también a escuchar al propio silencio cuando sólo existe él...
En fin, no me siento ni más lista ni más tonta, sólo siento cambios, y no sé a dónde llegará esta cabeza con tanto indagar en el mundo de la meditación, pero sí es cierto que puedo sacar algunas conclusiones claras, y es que el hecho de pensar te ayuda a tener varios puntos de vistas, no impide el dolor, y que el tiempo pasado, por mucho que lo recordemos para analizarlo, va a seguir igual, y no podemos condenar al futuro con incógnitas que jamás se sabrán, pues el reloj seguirá avanzando lentamente, pero es un juez implacable que no te concederá ningún segundo extra en la vida para repetir hechos que ya sólo pueden servir para intentar madurar una mente que, por desgracia o suerte, le encanta ser hiperactiva.
Cuando era pequeña y veía algunas películas, siempre que salía algún pensador o artista, me llamaba la atención que todos decían lo bien que les sentaba y les ayudaba a superarse el estar solos y buscar lugares y formas de meditación para inspirarse; Ahora estoy empezando a entender esa necesidad de encontrar un hueco para sí, el dedicar ratos a pensar en temas que influyen profundamente en la vida de cada persona... No sé, quizás, dentro de lo madura que pueda considerar a mi mente, ahora por varias circunstancias ha vuelto a tomar otro matiz de madurez, aunque todavía no sé, si como las manzanas, a llegado a su punto exacto de recogida, o debe seguir en el árbol tomando consistencia.
Lo cierto es que mi mente se ha vuelto un pelín más caprichosa a la hora de analizar cada cosa que le pasa, pensamientos, ideas, recuerdos... parece el procesador nuevo de un ordenador antiguo, de forma que los datos se están reagrupando, y es cierto lo que dicen que cuando le das tiempo a tus pensamientos, estos parecen cambiar, aunque también es cierto, que cuando te acostumbras a tanto silencio, la noción del tiempo también parece cambiar, y la percepción de ambos, de forma que llegas a escuchar el silencio entre el ruido, y pero también a escuchar al propio silencio cuando sólo existe él...
En fin, no me siento ni más lista ni más tonta, sólo siento cambios, y no sé a dónde llegará esta cabeza con tanto indagar en el mundo de la meditación, pero sí es cierto que puedo sacar algunas conclusiones claras, y es que el hecho de pensar te ayuda a tener varios puntos de vistas, no impide el dolor, y que el tiempo pasado, por mucho que lo recordemos para analizarlo, va a seguir igual, y no podemos condenar al futuro con incógnitas que jamás se sabrán, pues el reloj seguirá avanzando lentamente, pero es un juez implacable que no te concederá ningún segundo extra en la vida para repetir hechos que ya sólo pueden servir para intentar madurar una mente que, por desgracia o suerte, le encanta ser hiperactiva.