domingo, 7 de abril de 2013

Escapar con la brisa

La brisa me sacude dentro de mi cueva, intenta de alguna manera que me levante de mi ataúd de rocas y mire hacia la entrada, a través de la cual, parecen entrar tímidamente hermosos rayos de sol; Casi engañada, me acerco sigilosamente, y cuando creo que puedo escaparme con ella, veo que fuera sigue estando ese extraño y cruel mundo que no me deja ser invisible, pues sólo quiero moverme en él sin ser vista, pasando desapercibida, escapándome de sus miradas como lo hace la brisa, la cual, juguetona, me invita a escaparme con ella...

Las horas siguen pasando, pero la brisa parece no cansarse, y sigue saltando entre mis cabellos, susurrándome al oído que deje de llorar y me escape con ella, pero no quiero ni puedo, sólo quiero seguir en mi cueva, no deseo que nadie me vea, pues aunque sea invisible para el mundo, éste me sigue viendo como un bicho raro, mostrándome todo lo que podría tener y no tengo, todo lo que podía amar y nunca podré querer...

Ya todo da igual, desearía poder escaparme con la brisa, ser libre para correr por todas partes, sentir como el viento acaricia mi cara mientras camino por la arena, y conseguir desvanecerme entre la gente como un fantasma, sin sentir, sin padecer, sin formar un cuerpo, simplemente, sin ser nada... Pero la realidad es otra, soy real, son física, tengo sentimientos, y unos ojos rojos cansados de llorar, a los cuáles, la brisa reseca las lágrimas e invita a que rían y se escapen con ella, pero ya han llorado tanto que han conseguido borrar hasta las risas, su brillo se ha apagado, y sólo desearían poder despertar y escaparse con la brisa, ese sueño imposible, esa verdad a medias, esa libertad eterna...