miércoles, 24 de septiembre de 2008

Venecia

Este verano estuve visitando la que es, sin duda, una de mis ciudades favoritas de Europa, es un rinconcito muy pequeño de Italia, llamado Venecia, que está formada por 120 islas, unidas por unos 400 puentes que comunican unos 150 canales.
El recorrido empieza desde la estación de trenes, donde se coge el Vaporetto, que es mejor medio de transporte para visitar la ciudad, ya que, pese a que el precio no es muy económico, el billete para todo el día sale muy rentable, pues puedes montarte las veces que quieras en todas las líneas, que están hasta las 12 de la noche.
El Vaporetto va por el Gran Canal (3.800 m de longitud, de 30 a 70 m de anchura y 5 m máximo de profundidad) es el canal más ancho que divide a la ciudad y es cruzado únicamente por 4 puentes:
- Puente de la Academia
- Puente de los Descalzos
- Puente de Rialto, el más antiguo de todos, formado por muchos puestos de venta para los turistas, y uno de los más famosos de la ciudad.
- Puente de la Constitución, cuarto puente sobre el Rialto, o puente de Calatrava.

A los lados del Gran Canal se pueden apreciar cerca de 200 palacios construidos a los pies de sus aguas, todos ellos de rica arquitectura, colores cálidos pero vivos, que le dan a la ciudad una personalidad propia y un claro ejemplo de que fue, en el siglo XV, la ciudad comercial más importante y rica del mundo, y que aún no ha perdido su riqueza y belleza. A lo largo del recorrido, además de los edificios, se observa otro medio de transporte muy turístico, las góndolas, que también se usan en bodas, funerales y otras ceremonias (como Festival Internacional de Cine de Venecia o Mostra Internazionale d'Arte Cinematográfica di Venezia)









El recorrido del Vaporetto lo terminamos en la plaza de San Marcos, que es la extensión de tierra más grande sin estar cubierta de Venecia, y aún así, en los meses de lluvias como el otoño, necesitan colocar pasarelas para que los transeúntes puedan caminar sin mojarse, pues se inunda un poco. Dicha plaza se encuentra delimitada por edificios famosos: La fachada de la basílica de San Marcos (en cuya parte central encontramos el símbolo de la ciudad: el león alado dorado), el Campanile de ladrillo, Fabbrica Nuova, Procuradurías Nuevas y Viejas (en las viejas se encuentra la torre de Los dos Moros, que da acceso al barrio de las Mercerías, y en cuyo centro de la torre se encuentra un gran reloj que señala las horas, los días, el curso de los planetas y las estrellas)



















Al lado de la Plaza de San Marcos, en su extremo oriental, encontramos el palacio ducal (Palazzo Ducale), símbolo de gloria y poder de Venecia. El palacio, de estilo gótico, fue residencia de los dux, sede del gobierno y de la corte de justicia y prisión de la Pepública de Venecia.
La planta baja y el piso principal tiene una galería o pórtico, más arriba, el muro liso, con solo grandes ventanas espaciadas en el paramento, presenta una decoración de tablero de mármol rosado y blanco. El pórtico de la planta baja se apoya en treinta y seis columnas con ricos capitales decorados pertenecientes a los siglos XIV y XV. La galería superior, abierta posee 71 columnas rematadas con óculos cuadrilobulados. Una curiosidad del palacio es que su color va cambiando a lo largo del día en diferentes tonos rosáceos.








Entre el Palacio Ducal y la antigua prisión de la Inquisición (Piombi), cruzando el Río Di Palazzo, encontramos el puente de los Suspiros (Ponte dei Sospiri en italiano). Es una construcción barroca del siglo XVII que da acceso a los calabozos del palacio. Debe su nombre a los suspiros de los prisioneros que, desde aquí, veían por última vez el cielo y el mar. Para acceder al puente hay que seguir el Itinerario Secreto desde el interior del Palacio Ducal.


Esta ciudad desprende una magia diferente de noche, porque, pese a seguir teniendo turistas, parece recobrar un poco de calma, y es una sensación muy agradable al andar por sus calles, canales y puentes, y como no, llevarse un bonito recuerdo de su carnaval, conocido mundialmente por sus increibles máscaras, vestidos, y elegancia.












De vuelta en el Vaporetto, viendo el reflejo de las casas sobre las oscuras aguas del Gran Canal, aquella ciudad parece seguir viva, sigue recordando el explendor que tuvo, y demuestra una vez más su riqueza arquitectónica, creando un ambiente calmado y romántico, despertando la imaginación de los más sensibles y el deseo de regresar.








Puente Rialto

lunes, 22 de septiembre de 2008

No entenderé jamás...

Cuando estás mucho tiempo en casa sin poder salir, te das cuenta que a veces, la vida te sorprende, tanto para bien, como para mal, ves como en ciertas situaciones, donde una simple llamada puede cambiar tu estado de ánimo, y no la recibes....

Como si fuera una película, al cerrar los ojos, ves el pasado, esos momentos que has estado pendiente de los problemas de otros, y ahora, no recibes nada a cambio, esperas al menos que hagan por tí lo mismo que has hecho por ellos, si de ello presumen que tanto te valoran, pero el teléfono sigue muerto y el timbre parece estar afónico...

Por otro lado, te sorprende como personas que creías que pasabas por su vida sin pena ni gloria, ahora se preocupan por tí, incluso más de lo que podrías esperar, alegrándote ese pequeño momento que tienen para dedicártelo.

Con esto quiero decir, que no entenderé jamás la mente humana, ese difícil entrecruzado de sentimientos que mueven a las personas a ser así, a no tener esa chispa que les enciende esa pequeña llama para devolver los favores, o al menos las intenciones... pero por otro lado, agradezco a los que cada día están ahí, apoyando y ofreciéndose.