No existen promesas reales ni buenas palabras, el engaño la gran realidad, la amabilidad la gran mentira, y cuando te das cuenta estás en el fondo del abismo sin nadie a tu alrededor que te ayude, con todas esas dulces palabras rebotando en las rocas y haciendo que te caigan encima...
Ilusos los que se creen las promesas, esas falsas palabras disfrazadas de bondad que son como las balas de una pistola sin escrúpulos, o te haces con un buen escudo, o te dejarán en el peor de los estados. Si poco creía en el mundo, a partir de ahora voy a creer mucho menos, ya no existe la humanidad, ni siquiera puedo creer en las respuestas de las preguntas más sencillas, por puras y sinceras que parezcan...
Estoy cansándome de tanta ingratitud y maldad, de tantas balas navegando por mis venas y dañándome una y otra vez, de verme en el suelo sin poder levantarme, con miles y miles de falsas palabras haciendo eco en mi interior...
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