sábado, 30 de marzo de 2013

Marioneta rebelde

A veces busco en mis brazos los signos de los hilos que parecen moverme en muchas ocasiones, deben ser muy finos, casi invisibles, que me llevan contra mi voluntad, y por más que me resista, más se aprietan alrededor de mis miembros. Me gustaría saber cómo poder cortarlos, deshacerme de ellos, para que me dejen libre por mi playa y mi vida, sin tener que correr cuando ellos digan, abrazar cuando yo lo desee, bailar bajo la luna a a entrada de mi cueva cuando me apetezca...

En estos momentos me siento presa del mundo, el cual dice que soy libre, pero me tiene atrapada entre sus invisibles hilos, me ata a su antojo, y me lleva donde quiere, porque quiere hacerme formar parte de la masa que se conforma con lo que le dicen, pero en mi interior, mi verdadero yo, grita desesperado desde su prisión, pues no quiere formar parte de una falsa imagen, no desea seguir siendo una triste marioneta, desea rebelarse, y aunque le sangren las heridas, y le cueste trabajo caminar, quiere librarse de estas crueles cuerdas que no le permiten vivir en paz...

Quiero volver a mi playa y mi cueva, sin dar más explicaciones que la que los hilos de mi vida sólo los domino yo, a mi manera, que quizás es la peor de todas, no será la mejor, pero es la que mi corazón desea.... No quiero seguir moviéndome en una sociedad que no me deja pensar a mi antojo, y me obliga a hacer lo que ellos quieren y a su manera, sin importarles si los resquicios de mi alma rota sufren o no, si entre sus heridas hay lágrimas, sólo quieren silencio y que obedezca órdenes... ¡Deseo liberarme!



sábado, 23 de marzo de 2013

Empezar de cero

Es raro a quien no le haya pasado el verse en un entramado tan complicado que, de repente, un estímulo hace que todo se desvanezca, se borre, y se decida empezar de cero...  No se sabe muy bien lo qué ha sido, qué ha cambiado en ese precisa instante para que, al igual que una ola borra las letras escritas en la mojada arena, se despierte esa sensación de querer borrarlo todo de golpe, sin dejar rastro de su existencia, sólo el leve recuerdo que la brisa va moviendo sin dirección determinada, hasta que la noche termine de extinguirlo todo.

Nunca es fácil comenzar de cero, no importa la situación o si lo que dejamos atrás es más grande o más pequeño, pues para cada uno, es como una gran carga que no quiere desprenderse de ella, pero por otro lado, sabe que si la mantiene demasiado tiempo cada vez le va a pesar más, y costar más trabajo de separarse de ella, pues van fundiéndose con la piel, hasta que llega un momento, que es casi imposible de separar, y el dejarla, conlleva un gran sufrimiento, aunque, quizás merezca la pena, ¿o no?

No es más valiente ni más fuerte aquel que antes sabe cuándo comenzar de cero, si no aquel que lo hace en el momento que comprende por qué debe hacerlo y asume todas ventajas y consecuencias, pues de esa manera tiene la suficiente voluntad para volver a hacer un camino nuevo, diferente, con una maleta totalmente vacía para llenar de recuerdos... Al principio no habrá rumbo, probablemente ni camino, y todo sea un desconcierto, pero si el alma está libre y sin la atadura de un mundo anterior que sólo la estaba abrumando, disfrutará de cada uno de los paisajes, hará grandes viajes, vivirá grandes aventuras, y sobre todo, sabrá aprovechar todo lo que conlleva el empezar de cero.



domingo, 3 de marzo de 2013

Ahogándome en la responsabilidad

Si además de estar en blanco, veo que la lista de tareas empieza a acumularse hasta el punto que me siento como si estuviera en mitad del mar en plena tormenta, sin nada a lo que poder aferrarme, y cada vez, las olas empujándome más hacia el fondo, donde me rozan los corales de las responsabilidad y la voz de la conciencia se convierte en rocas que me golpean la cabeza por no poder asumirlo todo, es cuando quizás, en ese momento, necesite pararme y dejarme llevar a la deriva...

Puedo intentar luchar contra corriente, pero es demasiado fuerte; puedo intentar gritar, pero el agua de las tareas ahoga mis pulmones, y me cubre ya muy por encima de mi altura... ¿Qué puedo hacer? Intento bracear, subir, pero mientras más me muevo, más me hundo y me estrello contra las rocas del fondo, llegando a sangrar lágrimas de impotencia, mientras me golpeo una y otra vez, y las pequeñas heridas del coral escuecen con la sal del mar y mis lágrimas...

¿Qué puedo hacer? Me estoy ahogando sin tener agua, siento cadenas que tiran de mi hacia el fondo pero no las veo, algo me oprime el pecho y no consigo liberarme de la nada... Sólo se me ocurre una cosa, dejar de moverme, quedarme quieta e intentar que las olas me lleven a otro puerto, o al menos, esperar que las mareas se calmen para continuar mi cometido.



sábado, 2 de marzo de 2013

En blanco...

Nunca tengo problemas para escribir hasta que me piden que lo haga, justo en el momento que me piden que debo entregar algo escrito, la mente parece vaciarse en dos segundos, y no queda ni una idea dentro, todo se desvanece, y pasan las horas y la hoja que tengo delante mía, al igual que mi cabeza, están en blanco...

¿Dónde está ahora la inspiración que muchas veces parece no abandonarme nunca? ¿A dónde se han ido las palabras que antes formaban frases con sentido? Intento pensar y concentrar todas mis fuerzas en mi mente, para que así pueda de nuevo encontrar el hilo que teje todas las ideas... pero éste parece perdido, dejando mi telar vacío, mi rueca hasta sin aguja, sólo el silencio y la nada, sólo una página en blanco...

¿Y qué hago ahora para volver a despertar la llama de la inspiración? ¿Dónde estará esa brisa que vuelve a hacer que el ave fénix renazca de sus cenizas? Ahora mismo sólo veo la nada, el papel sigue en blanco, mi mente sigue en blanco, y mi mano no parece sentir nada que la haga, al menos, intentar escribir algo con sentido, sólo tengo ideas en blanco...