El
deja vù no es una pura sensación irreal, es la realidad en su sentido más
cruel, pues el hecho de volver a sentir algo como si ya se hubiese vivido es
cierto, así son las malas experiencias, el bucle incesante de la vida que te enseña
que por muy ancho que sea su trazado, no debes olvidar que el final es el
inicio, y que si no aprendes a que las cosas, lamentablemente, son así, volverás
a llorar y a verte de nuevo en la cueva de la que nunca debiste salir.
Cada
vez odio más a la luz, pues dejo que toque mi rostro y me ciega, para así poder
hacerme daño de nuevo… Debería no considerarme ser humano, si no una especie de
animal imbécil que siempre vuelve a caer en la misma roca, con el paso del
tiempo debería haber aprendido a ser más fuerte, como una roca, para evitar
ayudar cuando otros lloran, porque en el momento que seco sus lágrimas,
desaparecen de mi vida para recordarme que sigo siendo ese animal torpe que,
seguramente por ser como soy, sólo es recordado cuando hay un problema.
Deseo
arrancarme el centro de los sentimientos, para así no sentir pena ni alegría,
pues cuando aflora el entusiasmo, a continuación vuelve el dolor a destrozarlo
todo, a ahogarlo en sus lágrimas, y a devolverme a la maldita realidad.