domingo, 13 de octubre de 2013

El desconocimiento

El no saber lo que otra persona está pensando o sintiendo complica las situaciones más de lo que creemos, y una simple palabra puede herir más de lo que nos podemos imaginar... Nadie es perfecto y nadie está absuelto de culpa en el juego de la maldad, pero cuando intentamos explicar las normas del juego, o desarmarlo, te das cuenta que la otra persona no quiere entrar en razones, y sigue hiriendo más y más...

No somos consciente del poder que tienen nuestras palabras hasta que vemos la reacción en los demás, pero seguimos siendo tan tontos que aun así no nos terminamos de dar cuenta hasta que nos pasa lo mismo a nosotros, y es cuando intentamos solucionarlo todo, indagar en lo sucedido, y nos damos cuentas del error cometido...

El impulso es irracional, la ira incontrolable, pero quizás el poder pensar unos pocos segundos antes de hacer cualquier cosa se pueda hacer, como una disciplina, el control de la mente y los sentimientos; Es complicado negar lo que el corazón llora o late, es difícil mandar silenciar esa neurona que sólo piensa y piensa, pero se puede intentar buscar el término medio para encontrar el camino que, aunque no silencie ni al alma ni a la mente, al menos se consiga ser inmune para no escucharlos y poder sobrevivir, sin hacer daño, y sin al menos ser conscientes de que nos lo están haciendo.

Siento la incomprensión rodeando cada poro de mi cuerpo, la misión frustrada de intentar hablar y encontrar solamente muros de piedra que no quieren escuchar, martilleando en mi cueva una y otra vez, tirando cada piedra sin ni siquiera intentar saber lo que quiero decir.



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