martes, 23 de octubre de 2012

Cuéntame un cuento...

Quiero que esta noche me cuentes un cuento, háblame con voz serena, hipnotiza mi alma entre frases de leyenda, hazme olvidar la realidad por unos instantes y que crea que estoy a salvo entre tus palabras... Me da igual quién sea el bueno, y quién el malo en esta historia, que la bruja consiga su propósito, o que el bosque encantando sufra una maldición y deje de ser el más hermoso del mundo... Sólo quiero que me cuentes un cuento que me haga soñar con algo diferente, que me haga volar más allá de mis miedos, que disipe mis dudas y me haga sentir segura...

Puede que en esta historia la princesa no necesite ser rescatada, y que el valiente príncipe simplemente sea un cobarde que no merezca ser amado; Puede que los fantasmas no den miedo, que los caballos se hayan olvidado de correr y que las armas no sepan qué hacer;Puede que la magia sólo sea un truco barato que nos enseña juegos fáciles de cartas, que los castillos perdidos no sean más que fortalezas de edificios... puede que todo sea verdad, y no sea cuento, o que todo sea mentira, y sea una simple lección, pero me da igual, esta noche, sólo quiero que me cuentes un cuento que me haga sentir diferente, más viva, menos humana, más libre...

Quizás no me guste la historia porque sea de terror y me hagas temblar de miedo, quizás no sepas hacerla divertida y que acabe llorando por la pena, o riendo a carcajadas porque el mundo que acabas de inventar para mi sea absurdo, quizás me quede dormida antes de que llegue lo interesante, o que llegues al desenlace y quiera saber más cosas de tus personajes... pero esta noche me da igual, sólo quiero que me cuentes un cuento que me haga ver la vida de otra manera, sentirme especial por como soy, sin nada más...

No sé si te estoy pidiendo mucho, o es una tontería, ¡Fíjate en mí! que no sé si se me da bien esto de inventar historias, pero esta noche necesito que crees una para mi, no me importa que sea corta y que no tenga sentido, o que descubras tu lado más ingenioso y sea impresionante, nada de eso me importa, para mí, será la mejor historia jamás contada, que nunca estará escrita, y no sé si algún día llegarás a narrarme, pues es complicado que me escuches en el silencio sin ni siquiera ver mis labios pedirte que por favor, esta noche, me cuentes un cuento...



martes, 9 de octubre de 2012

Confianza rota...

¿Quiénes somos en realidad? Parece una pregunta sencilla, fácil de responder por muchos, pero en el fondo, todos sabemos que no es así, que en muchas ocasiones nos hacen dudar de nuestro verdadero yo, arrastrándonos hacia un sin fin de dudas...

¿Cómo ver esa realidad? La percepción nos juega malas pasadas, nos hace creer que vivimos situaciones que incluso podemos planificar, nos ofrece un futuro esperanzador, cálido, que nos hace pensar que por fin las cosas van a mejorar y que la vida se digna a volver a sonreírnos y brindarnos otra oportunidad para vivir lo que otros viven, para sentir los que otros sienten, y por una vez, no estar ocultos en una fría gruta... pero como ya he dicho, es todo una falsa imagen creada por la debilidad de nuestra alma en volver a creer en que todo va a ir bien, hasta que de repente, se cortan los hilos que nos mantenían en pie, cayendo en el profundo precipicio que nos lleva a la auténtica realidad: No había nueva oportunidad, no había nueva esperanza, simplemente, no había nada nuevo, y lo peor es que ya lo sabíamos, de alguna manera, siempre ha sido así; Nos miramos frente a un espejo, y sólo vemos trozos de lo que somos, imposibles de unir, imposibles de ver bien, salvo las lágrimas que juegan en nuestras mejillas, la cara de imbécil al pensar qué cómo era posible que las cosas fueran a cambiar, si pese a intentar cualquier cambio, la suerte ya abandonó esta alma hace siglos, que una vez más, se armó de confianza, y una vez más, la rompieron sin piedad...

¿Qué somos? ¿Qué nos lleva a confiar sabiendo que nos van a hacer daño? ¿Se refleja en nuestra cara la facilidad con la que se nos puede romper pese a poner mil barreras por delante? ¿Por qué soñar con las sensaciones que parecen tan comunes para el resto de las personas? ¿por qué nunca cambiará la suerte y se dignará a sonreírnos en algún momento?


lunes, 1 de octubre de 2012

Niebla dorada

Otoño, estación del año llena de matices dorados incrustados con gotas de lluvia, oro añejo y plata se mezclan bajo el sonido crujiente del viento entre los árboles y el cantar de la lluvia sobre el asfalto, acompañándose del aroma refrescante de la tierra y la hierba mojada. El ambiente poco a poco va refrescándose, el sol, cansado, cada vez brilla y calienta menos, arropándose entre las nubes que descargan lluvia y electricidad.
Cada gota derramada se mezcla con mis lágrimas, y mis sentimientos, aquellos que parecían haber muerto, resurgen entre la niebla y nublan mi vista, y lo que había empezado a parecer hermoso bajo los atardeceres veraniegos, ahora son tristes sombras borrosas que no se dejan ver en la distancia, sin distinguir matices, sin mostrar sus siluetas, sólo leves recuerdos sombríos de lo que fueron, y ahora, dañadas por el frío, hieren profundamente esos recuerdos.
En Otoño todo parece enfriarse: Los caminos, el viento, el corazón, el alma... bocanadas de anhelo surgen de mi boca, lágrimas heladas rasgan mis mejillas, y cada latido parece recordarme que soy parte de esa niebla que recorre el atardecer entre las doradas hojas, que al igual que ellas, crujen y sufren, son simples papeles secos, que caen del árbol, los arrastra el viento, y se olvidan en la lejanía, quedando como un susurro que lentamente se desvanece, hasta que ya no es nada, sólo el ruido de la tormenta que anuncia de nuevo lluvia...