lunes, 26 de noviembre de 2012

Mentiras

Mire a donde mire sólo veo mentiras, cada suspiro que recuerdo tuyo sé que no fue verdadero, y tus palabras, que en su momento sonaron honestas, no eran más que un engaño cruel... ¿Pensabas que nunca llevaría a saber? ¡Ay que inocentes los dos! yo por creerme tus palabras, y tú por creer que siempre me las creería...

Ya no veo verdad en ningún rostro, intento buscar alguna mirada que me inspire esa confianza robada, pero sólo veo miradas oscuras, llenas de tinieblas y terror, pues saber ahora que el halo de luz que me habías ofrecido no era más que una horrible telaraña en la que me quedé atrapada, hilando dulces palabras que sólo eran embustes, que pensándolo ahora, no tenían sentido, ¿pero qué iba a saber en esos momentos? 

Me siento humillada, tirada como la colilla de un cigarrillo que ya no tiene más nicotina que aportar, dándolo todo y no recibiendo nada salvo cuchillos de crueles mentiras, ¿si desde un principio nada fue verdad por qué comenzaste? ¿Alguna vez tuviste consideración conmigo o simplemente fui el juguete del que te cansaste o sabías que nunca llegarías a quedarte?

No puedo intentar sentirme bien contigo, no puedo ni siquiera sacar esta rabia y lanzártela a la cara, seguro que tengo la mala sangre de poder idear algo para que sufras, devolverte cada mentira con tanta maldad que seguro que nunca más se te ocurriría inventarte historias, seré la bruja que has creado, pero veo que sería igual o peor que tú, y te he acabado odiando tanto, que me odiaría a mi misma, y ahora no es el momento de sentirme mal conmigo misma...

Sí, me siento mal, pero como he dicho, no es el momento, ahora debo quererme, valorar lo que tu no has querido ni siquiera intentar conocer, sólo has querido a la incrédula persona que conociste, pero que has transformado en un ser horrible para ti, cada lágrima derramada me dará más fuerza para seguir sin tus excusas, no las olvidaré, vivirán conmigo por si te vuelves a cruzar en mi vida, saber qué hacer, y es que no vuelvas a intentar destrozar a mi alma...



miércoles, 21 de noviembre de 2012

De nuevo me he atrevido a soñar...

De nuevo me he atrevido a soñar, cerré los ojos y me atreví a sentir, y como viene siendo costumbre, el despertar me arranca las ilusiones y me devuelve a la fría realidad... parece que la suerte no está de mi parte, y le gusta jugar con mi alma dentro de mi corazón, se ha quedado a vivir en mi cerebro, bombardeándolo con estúpidas frases de apoyo y ánimo, pero después, cuando algún célula tonta decide bajar la guardia y comenzar a creer en lo que dice, la tortura sin piedad, haciéndola sufrir y llorar por creerse todo lo que le había dicho, hasta que consigue hacerla cada vez más pequeña, arrancándola de su sitio y mareándola por toda mi sangre...

De nuevo me he atrevido a soñar, a creer que volvía a ver la luz y unos brazos me daban calor, pero de nuevo, he vuelto a despertar, y sólo era la manta la que me daba calor, está claro que ese es mi destino, liarme en un trozo de tela, más gordo o más fino, y pasar así el invierno, aunque si sigo así, la manta me servirá hasta en verano. Salgo a la calle para intentar no pensar, pero sólo veo abrazos por todas partes, y mis brazos helados se resienten ¿Por qué nadie me da un abrazo?

De nuevo me he atrevido a soñar, a creer que me querían, que yo volvía a querer, que podía compartir de nuevo horas de risa, ver soñar a alguien, sentir una caricia... pero no, otra vez el despertar me trae a la realidad, a ese vacío hueco que nadie desea ocupar, veo mi imagen en un lejano espejo, pero apenas me reconozco, sólo hay ojeras y lágrimas, junto con unos ojos tristes en los que juguetea esa maldita suerte, la puedo ver perfectamente en mis pupilas diciéndome "eres tonta por haberte atrevido de nuevo a soñar"


domingo, 18 de noviembre de 2012

La reina del hielo

El invierno se hace presente, con sus cortas horas de luz, su gélido aliento bailando entre las desnudas ramas de los árboles, y sus lluviosos días que acompasan el ruido del crujir de la leña con las gotas golpeando los cristales... El frío va lentamente haciéndose más fuerte a medida que pasan los días, congelando el ambiente, e incluso blanqueando el paisaje en una helada y extraña estampa. Lamentablemente, el frío llegó a mi hace mucho tiempo, cuando todavía el sol resplandecía y calentaba, mi corazón ya se encontraba helado, y ahora que ha llegado el invierno, tiene hasta varias capas de nieve sobre él, enterrándolo en una montaña de la que espero no salga jamás...

¿Será eso lo mejor? convertirme en la dama blanca, en la reina del hielo, deseando no volver a sentir, congelando todo a mi paso, e intentando congelar el pasado de tal manera, que de un simple golpe pueda romperlo y olvidarlo... ¡Ay, eso es lo malo! si congelo mis recuerdos se hacen más fuertes y dolorosos, pues el hielo también sabe cortar y hacer daño como los cuchillos. Pero de todas formas, ya no importa, pues yo misma estoy helada, da igual que me siente al lado de la chimenea liada en una manta, pues hasta mis lágrimas ya manan como pequeños diamantes incapaces de correr por mis mejillas.

¿Por qué ha querido el invierno venirse a vivir conmigo? Parece que le ha gustado mi cuerpo, puede que sea perfecta, tengo tantas grietas por dentro que seguramente se encuentre de maravilla campando a sus anchas por mi interior, incluso le sobrará sitio, y a veces se aburrirá tanto que le gusta jugar con mi cabeza, mi corazón y mi alma, torturándolos con sus afilados dedos y después huyendo y escondiéndose, dejando por todo el organismo su señal en mi sangre que corre congelada.

¿Será mi única salida? Tendré que aprender a ser así, la reina del hielo, la dama blanca, que vaga por el bosque sin rumbo ni destino, arrastrando su pasado, llorando su presente, y temiendo que su futuro sólo sea un camino de blanca nieve...


domingo, 11 de noviembre de 2012

Esperando a la nada

Esperar, no me queda otra, parece una postura débil e inútil, pero es lo único que me apetece hacer: Liarme en una manta, mirar al más allá a ratos, y llorar cuando quiera, sentir los codos sobre las piernas y tapar mi cara una y otra vez... no quiero mirar ni que me miren, no quiero salir ni ver la luz, sólo estar liada en mi pequeña burbuja, que no es muy grande ni fuerte, pero es de lo único que confío ahora mismo. 

Intento buscar la luna a través de las lágrimas, haber si ella me da algún consuelo, pero parece ocultarse entre las nubes y la tormenta, creo que llora conmigo, también se sentirá sola allí arriba, sin nadie que la coja entre sus brazos, y preferirá ocultarse, por eso manda sus lágrimas en modo de lluvia...

¿Qué puedo hacer salvo llorar? Lo he intentado todo, he luchado hasta el final, y sin saber por qué me han derrotado; mientras más lo pienso para ver dónde ha estado el error, menos consigo aclarar las cosas, y sólo quiero liarme más en mi manta, en mi burbuja, y seguir llorando...


viernes, 9 de noviembre de 2012

Cueva...

Ya está, no cabe duda, estoy dentro de la cueva, ya no tengo salida, aunque sinceramente, dudo que ahora mismo quiera encontrarla, la luz del sol me daña la vista, mis pupilas están ya demasiado acostumbradas a las lágrimas, que la claridad hace que se me cierren los ojos, pero para ver lo que hay que ver...

Sabía que no podía permanecer fuera de mi cueva demasiado tiempo, he intentando salir, caminar por la playa cercana y disfrutar de ella, incluso creía que el tacto de la arena calmaba mis sentidos y el oído del mar apaciguaba mi alma... pero todo ha sido inútil, con tantos sonidos sólo intentaba silenciar lo que lamentablemente gritaba dentro de mi, esa cruel realidad tarde o temprano iba a aparecer, diciéndome lo que ya sabía, que las cosas no iban a cambiar, los cuentos no están escritos para mí, da igual que los pida sólo para entretenerme, no hay quien me los lea, esa es la verdadera historia: Hay cuentos sin trovadores, sentimientos sin corazón que los reciba, un alma de nuevo engañada y una vida solitaria.

Puede que mi cueva no sea muy grande, pero tiene justo lo que necesito, oscuridad para desahogarme, para llorar, para ver como no puedo ilusionarme, y rendirme tras intentar luchar por lo imposible, podré curar mis heridas, que tardarán siglos en dejar de sangrar, y prometerme que jamás volveré a confiar en lo que haya fuera.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Cristales de problemas

Si cuando una cosa sale mal, parece que todas las demás cosas que podrían estropearse se reúnen y deciden ponerse todas mal, explotando sobre mi espalda como una cruel bomba, apretando mi pecho contra el suelo como si tuviera encima la roca más pesada, que en estos momentos, soy incapaz de levantar... 

Podría intentar ir picándola poco a poco, haber si se desmenuza y así consigo liberarme, pero no hay manera, es demasiado sólida, y los restos que ha dejado tras la explosión noto como, lentamente, se están incrustando en mí... A duras penas consigo quitármela, pero aún así, sigo notando su abrumador peso, y ya no hay manera de quitar los trozos de cada una de las esperanzas que tenía, se han enterrado bajo mi piel, avanzando con la sutileza de la mentira más dulce, rasgando mi interior, doliéndome la poca alma que todavía conservaba, y que ahora, definitivamente parece que quiere abandonarme y ser sólo mi sombra, mirarme desde el suelo, arrastrarse entre los cristales, y mientras sufre recordarme que ya sabía que todo esto iba a pasar...

Voy andando poco a poco, es mi castigo ver como me meto en una oscura gruta, alejada de todo, sin nada a cuestas salvo el peso de los problemas... a medida que avanzo, hay más cristales a mis pies, es una alfombra de afiladas puntas que parece no tener fin, haciendo que lo que antes era transparente, ahora se quede marcado un pequeño camino de sangre, que da igual lo minúsculas que sean las gotas, cada una es un reflejo de dolor, brillante a la luz, pero invisible a los ojos... 

Cada cristal me recuerda que no debo cerrar los ojos, no debo soñar, o ellos estarán ahí para pincharme y devolverme a la realidad, pues son los añicos de lo ya soñado, de la ilusión perdida y rota, recordándome que no quieren volver a formarse, para que, otra vez, cuando se veían restaurados, volverse a romper.


lunes, 5 de noviembre de 2012

Dolor y duda

Sentimientos de duda, desesperación, y miedo me han inundado al ver que, por alguna extraño suceso, la tenue luz de esperanza que parecía darme algo de calor parece que se desvanece, se aleja de mi, y me veo en mitad de la oscuridad sin saber qué hacer para que regrese, sintiendo como el frío, que se había quedado a oscuras escondido como un animal que espera cazar a su presa, ha saltado sobre mí y me ha atrapado con sus garras, hiriendo mi alma...

¿Qué podría hacer para al menos alejar ese frío que envuelve mi corazón y perturba mis ojos con heladas lágrimas que parten mi cara? Desde alguna parte de mi interior sabía que iba a suceder, que era sólo una luz fugaz, como la de un coche que pasa sin pararse a preguntar si necesitas algo... Ese sentimiento oculto de invisibilidad ha vuelto a resurgir, parecía olvidado en un rincón, y de repente, aquí está de nuevo, mirándome fijamente y diciéndome que había sido una estúpida por creer que la luz se iba a quedar, que como otras veces, se iba a ir, durando más o durando menos, pero acabaría por marcharse...

Sólo quiero llorar, es lo único que deseo hacer, y lo único que parece que mi cuerpo está dispuesto a hacer, nada más parece calmarme, ni siquiera mirarme en el espejo e intentar buscar algo bueno que me ayude a encender una cerilla que me alumbre en esta oscuridad; no sé lo que veo reflejado, pero sé que no me gusta, pues los ojos sólo me enseñan un rostro con lágrimas, nada más...

Dolor, desesperanza, inquietud... de nuevo están aquí mirándome, resquebrajándome como si fuera un árbol viejo, haciendo que lentamente mis hojas secas se vayan para no volver, siendo cada hoja un sueño, una ilusión, que el frío envuelve y no me deja volver a ver, ni siquiera para despedirme, para verlas e intentar pensar que quizás, algún día, puedan volver a formar parte de mí...