Mire a donde mire sólo veo mentiras, cada suspiro que recuerdo tuyo sé que no fue verdadero, y tus palabras, que en su momento sonaron honestas, no eran más que un engaño cruel... ¿Pensabas que nunca llevaría a saber? ¡Ay que inocentes los dos! yo por creerme tus palabras, y tú por creer que siempre me las creería...
Ya no veo verdad en ningún rostro, intento buscar alguna mirada que me inspire esa confianza robada, pero sólo veo miradas oscuras, llenas de tinieblas y terror, pues saber ahora que el halo de luz que me habías ofrecido no era más que una horrible telaraña en la que me quedé atrapada, hilando dulces palabras que sólo eran embustes, que pensándolo ahora, no tenían sentido, ¿pero qué iba a saber en esos momentos?
Me siento humillada, tirada como la colilla de un cigarrillo que ya no tiene más nicotina que aportar, dándolo todo y no recibiendo nada salvo cuchillos de crueles mentiras, ¿si desde un principio nada fue verdad por qué comenzaste? ¿Alguna vez tuviste consideración conmigo o simplemente fui el juguete del que te cansaste o sabías que nunca llegarías a quedarte?
No puedo intentar sentirme bien contigo, no puedo ni siquiera sacar esta rabia y lanzártela a la cara, seguro que tengo la mala sangre de poder idear algo para que sufras, devolverte cada mentira con tanta maldad que seguro que nunca más se te ocurriría inventarte historias, seré la bruja que has creado, pero veo que sería igual o peor que tú, y te he acabado odiando tanto, que me odiaría a mi misma, y ahora no es el momento de sentirme mal conmigo misma...
Sí, me siento mal, pero como he dicho, no es el momento, ahora debo quererme, valorar lo que tu no has querido ni siquiera intentar conocer, sólo has querido a la incrédula persona que conociste, pero que has transformado en un ser horrible para ti, cada lágrima derramada me dará más fuerza para seguir sin tus excusas, no las olvidaré, vivirán conmigo por si te vuelves a cruzar en mi vida, saber qué hacer, y es que no vuelvas a intentar destrozar a mi alma...