viernes, 31 de enero de 2014

Las despedidas

Nunca son agradables las despedidas, y aunque algunas son esperadas, nunca son deseadas. Me sorprendo al descubrir los sentimientos que despiertan los animales, y la pena que da cuando tienes que despedirte de ellos para siempre. Mi perra no es que fuera la mejor, pero era única y especial, ya no vendrá a despertarme por las mañanas, ni pedirá que la coja cada vez que me siente en el sofá, o se pondrá a olisquear la comida en la cocina… Era como un peluche pequeño, pero lleno de vitalidad, con mucho carácter, y a la vez tan cariñosa, siempre que estaba mal, ahí me miraba con sus ojitos redondos para que la cogiera.

Han sido muchos años de caricias, cada vez que coja un libro pensaré en ti, como pedías ponerte a mi lado, cuando coma recordaré como pedías, y como sin motivo me gustaba cogerte, rascarte la barriguita y la barbilla, y lo que me relajaba ver cómo dormías.

Ahora que te has ido te echo de menos, pero espero que estés donde estés, hagas lo que más te gustaba hacer: Dormir y jugar, y te estén constantemente rascando la barriguita, mi fiel amiga. Adiós.