lunes, 25 de enero de 2010

Lluvia de ideas

Tras meses de tener la neurona amarrada y encarcelada, cumpliendo condena con los mismos libros, finalmente consigo liberarla, haciendo que ésta explote en un sin fin de ideas que ahora, poco a poco, tengo que empezar a ordenar, pues ahora que se ha despertado, parece no querer parar de pensar, y aunque la lógica muchas veces ni existe cuando algo empieza a rondar por la mente, tampoco se puede dejar correr libremente, pues el excesivo orden es malo, pero la excesiva libertad también, se debe buscar el equilibrio entre la locura productiva y la destructiva, de forma que la idea brillante pueda brillar de verdad, y no apagarse y quedarse en un lejano recuerdo.

Unos caminos han terminado, otros comienzan, y ahora quizás sea cuando de verdad pueda ver las historias que se van a cruzar en mi vida, aprendiendo de las que se cruzaron, e intentando centrar tantas ideas en un sólo propósito en el que la única ayuda que necesito es continuar manteniendo la neurona viva, fijándome desde los pequeños detalles, hasta levantar la vista y ver todo el horizonte, intentando que no se me escape ni el más mínimo detalle, pero manteniendo, eso sí, la cabeza fría y los pies en la tierra, que el hecho de tener una locura productiva no quiere decir que no continue manteniendo firme mis pensamientos.