sábado, 23 de marzo de 2013

Empezar de cero

Es raro a quien no le haya pasado el verse en un entramado tan complicado que, de repente, un estímulo hace que todo se desvanezca, se borre, y se decida empezar de cero...  No se sabe muy bien lo qué ha sido, qué ha cambiado en ese precisa instante para que, al igual que una ola borra las letras escritas en la mojada arena, se despierte esa sensación de querer borrarlo todo de golpe, sin dejar rastro de su existencia, sólo el leve recuerdo que la brisa va moviendo sin dirección determinada, hasta que la noche termine de extinguirlo todo.

Nunca es fácil comenzar de cero, no importa la situación o si lo que dejamos atrás es más grande o más pequeño, pues para cada uno, es como una gran carga que no quiere desprenderse de ella, pero por otro lado, sabe que si la mantiene demasiado tiempo cada vez le va a pesar más, y costar más trabajo de separarse de ella, pues van fundiéndose con la piel, hasta que llega un momento, que es casi imposible de separar, y el dejarla, conlleva un gran sufrimiento, aunque, quizás merezca la pena, ¿o no?

No es más valiente ni más fuerte aquel que antes sabe cuándo comenzar de cero, si no aquel que lo hace en el momento que comprende por qué debe hacerlo y asume todas ventajas y consecuencias, pues de esa manera tiene la suficiente voluntad para volver a hacer un camino nuevo, diferente, con una maleta totalmente vacía para llenar de recuerdos... Al principio no habrá rumbo, probablemente ni camino, y todo sea un desconcierto, pero si el alma está libre y sin la atadura de un mundo anterior que sólo la estaba abrumando, disfrutará de cada uno de los paisajes, hará grandes viajes, vivirá grandes aventuras, y sobre todo, sabrá aprovechar todo lo que conlleva el empezar de cero.



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