miércoles, 3 de febrero de 2010

Toma de decisiones

Llegado a un determinado punto del camino, cuando éste se divide en dos, te encuentras justo en la mitad, sin saber hacia cuál dirigirte, sin saber, además, si ese camino es el indicado, el correcto, o el que al menos tiene un final conocido y placentero.

Las horas pasan y se transforman en días, los días en semanas, y allí, sentada sobre un frío suelo, voy mirando alternativamente cada camino, sin saber qué decidir, pues era tan remota la posibilidad que esa sucediera, que me había agarrado a una esperanza que me ha dejado caer el vacío sin nada que me sustente, y al dar contra la dura realidad, he visto esos dos caminos que ahora se abren ante mi...

Un camino, que a veces parece que se pierde, me lleva lejos, y el otro, que también se desvanece a ratos, me lleva hacia atrás, pero no veo nada ni siento nada que me diga cuál es el mejor para mi, si introducirme en la neblina de la lejanía, o coger la alternativa de regresar hacia atrás, sabiendo, eso sí, que quizás al tiempo vuelva de nuevo a ese punto de inflexión con más dudas y temores.

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