Dicen que en lo más profundo del bosque, donde la luz del día nunca llega, existe un extraño lugar que nadie sabe decir cómo llegar a él una vez que lo ha visitado… siguiendo una vieja senda que antaño sería un camino de piedra, llega un momento que el camino termina y sólo hay árboles, pero ya no puedes volver atrás, pues el camino ha desaparecido, sólo queda seguir avanzando… Poco a poco la oscuridad parece espesarse y cubrirse de una blanquecina neblina, y el silencio es tal, que ni los pájaros se atreven a cantar; de repente, entre el silencio se escucha un susurro fantasmal, no sabes de dónde procede, pero a lo lejos parecen verse sombras con algo que ilumina, pero ya no hay marcha atrás, debes acercarte, y descubrirás que son dos grandes estatuas de piedra, desgastadas por el tiempo, pero aún conservan los rasgos de la cara, que son tristes y parecen llorar, escondidos bajo una capucha de piedra, y llevando dos faroles que están encendidos.
A la luz de los faroles verás una gran puerta enrejada y abierta, que te dará paso al extraño jardín de una casa de piedra medio en ruinas. Una vez pases esa reja, algunos de los faroles de otras muchas estatuas se encenderán con una leve y cálida luz, mostrando un jardín tenebroso, pero con cierta belleza, descuidado por el tiempo, con los dibujos que hacían sus setos totalmente borrados, los sauces llorando desde hace siglos, pues aquel lugar era muy hermoso para ser olvidado…
En el centro del jardín hay un laberinto de piedra, todo recubierto de moho y de ramas de maleza, a medida que vas andando, los susurros van y vienen, no te dicen nada claro, sólo son suspiros… finalmente, encontrarás la salida a su centro, donde verás una pequeña fuente de piedra sujetada por cientos de ramas, y su agua, congelada, nunca cambia de estado, mostrándose cristalina y con un cierto brillo, parece ser la que desprende esos pequeños suspiros.
Según cuentan, es un espejo mágico que muestra a quiénes se asoman cómo son en realidad en su interior, puedes acercarte y reflejarte en él, pero dudo que vayas a ver algo más que tu propio rostro, pues no existen espejos mágicos en lugares misterioes y ocultos que te digan cómo eres, si no que se encuentran en los ojos de tú corazón, si eres capaz de ver tu interior cerrando los ojos, sabrás cómo eres de verdad… Todo el camino andado, de poco te habrá servido, pero si has superado el miedo para llegar hasta allí, quizás te haya servido para encontrar el valor que necesitabas para abrir tus ojos, ¿no crees?

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