Cuando estás mucho tiempo en casa sin poder salir, te das cuenta que a veces, la vida te sorprende, tanto para bien, como para mal, ves como en ciertas situaciones, donde una simple llamada puede cambiar tu estado de ánimo, y no la recibes....
Como si fuera una película, al cerrar los ojos, ves el pasado, esos momentos que has estado pendiente de los problemas de otros, y ahora, no recibes nada a cambio, esperas al menos que hagan por tí lo mismo que has hecho por ellos, si de ello presumen que tanto te valoran, pero el teléfono sigue muerto y el timbre parece estar afónico...
Por otro lado, te sorprende como personas que creías que pasabas por su vida sin pena ni gloria, ahora se preocupan por tí, incluso más de lo que podrías esperar, alegrándote ese pequeño momento que tienen para dedicártelo.
Con esto quiero decir, que no entenderé jamás la mente humana, ese difícil entrecruzado de sentimientos que mueven a las personas a ser así, a no tener esa chispa que les enciende esa pequeña llama para devolver los favores, o al menos las intenciones... pero por otro lado, agradezco a los que cada día están ahí, apoyando y ofreciéndose.

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