Había olvidado lo que se siente cuando vas por la calle y empieza a llover, y en vez de hacer un mal gesto con la cara mientras buscaba el paraguas en la maleta, me alegré, y es que me encanta el sonido que hace las miles de gotas cayendo sobre mi paraguas, mientras caminaba y se iba sumando al ruido que esas mismas gotas hacían sobre el asfalto, los coches...
De vez en cuando, alguna caía sobre mi cara, y poco a poco, mis pantalones se iban empapando, pero seguía con esa sensación de calma y libertad, y es que adoro caminar bajo la lluvia, es como si pudiese ser alguna de esas gotas, ir a donde quiera, sentir ese frescor que hace que olvides todo durante un instante...
Sé que los días grises no suelen gustar, pero en la variedad, está el gusto y el escoger, y en el saber vivir día a día, está el saber disfrutar incluso de estos días de tormenta, pues quizás en esos pequeños arrebatos de la naturaleza, muchas veces, encontramos nuestra propia libertad, despierta esa pequeño instinto nuestro y hace que ese vínculo que un pasado tuvimos con la naturaleza, siga existiendo...
Quizás la lluvia sólo sea agua, pero para mí, es una fuente de inspiración y de calma, escuchar su melodía, ver como fluye, esa elegancia con la que cae y va acariciando las superficies, esos dibujos circulares sobre el asfalto, esa sensación de frescor al caer, y la libertad que sientes cuando cierras el paraguas y deja que te empape... me he sentido totalmente libre al notar la lluvia sobre mi piel esta tarde, y es que estas pequeñas cosas de la vida, el disfrutar de cada detalle, libera los sentimientos y me hace sentir viva.
